Una joven rubia de tetas pequeñas recibió recientemente de su abuelo una herencia y un apartamento en el centro de la ciudad. La primera impresión de la casa del anciano no fue agradable, porque había alfombras en las paredes, platos de porcelana en los estantes y los rincones estaban llenos de fajos de periódicos. Una casa así definitivamente no es para una joven hermosa. Después de gastar dinero en reformas, la chica supervisa los toques finales mientras el fabricante de muebles monta los muebles de cocina y la campana extractora. Mirando al joven, la esbelta chica se excita y, quitándose las bragas, se para junto al maestro y disfruta del cunnilingus, que se convierte en mamada y follada con semen dentro del coño.