La perfecta jugadora August Ames solía jugar a PlayStation durante todo el día. El chico negro decidió traerla de vuelta a la realidad. Se acercó a ella mientras ella jugaba, tiró de las correas a un lado y comenzó a comerle el culo. En unos momentos dejó un controlador a un lado y comenzó a chupar esa gran polla negra como loca. Cuando empaló a ese bombón en su pene gigante, finalmente se dio cuenta de que montar en la BBC es mucho más divertido que jugar. Estaba penetrando sus bolas profundamente haciendo que la chica gimiera de placer en voz alta.