El chico está sentado tranquilamente frente al televisor en el salón, disfrutando de su día libre, cuando de repente su hermanastra perturba su tranquilidad, que no va a ver un programa sobre robots. Pero es imposible quitarle el control remoto al niño, y luego la niña se sincera con su pariente no consanguíneo y admite que es mala dando mamadas. Primero, el hermano intenta calmar a la joven y luego, ignorando todas las preguntas, le da su fuerte polla para que la entrene. Sorprendentemente, la perra rápidamente descubre qué es qué y chupa jugosamente el eje, recibiendo una corrida en la cara al final. La chica le agradece al chico la oportunidad de practicar.